sábado, 10 de octubre de 2009

La diabetes es una enfermedad crónica cuya frecuencia está en continuo aumento en todo el mundo. Actualmente, se acepta la coexistencia de dos tipos principales:
  • Diabetes tipo 1 ("Diabetes juvenil o insulinodependiente"): Afecta a personas jóvenes y delgadas que agotaron su producción de insulina en un periodo relativamente breve. Por esta razón necesitan inyectarse insulina desde el comienzo de su enfermedad para sobrevivir. El comienzo de la enfermedad es brusco y con grandes manifestaciones clínicas por lo que se diagnostica con facilidad.
  • Diabetes tipo 2 ("Diabetes del adulto o no insulinodependiente"): Afecta por lo general a personas adultas, habitualmente obesas, que al comenzar su enfermedad todavía disponen de una reserva pancreática de insulina. En consecuencia, pueden tratarse durante un tiempo largo sólo con un plan de alimentación y de actividad física adecuados. La pérdida de peso es muy importante ya que puede evitar en muchos casos la necesidad de utilizar insulina u otros medicamentos.

Las personas con diabetes pueden padecer complicaciones crónicas que afectan la retina, corazón, riñón y miembros inferiores. Su aparición y progresión disminuye la calidad de vida de quienes la padecen y aumenta marcadamente el costo de su tratamiento. Estas complicaciones son prevenibles si el paciente cumple correctamente con el tratamiento prescripto por su médico y hace los controles y análisis necesarios.

La diabetes por ahora no tiene cura, pero puede compensarse perfectamente, permitiendo a quien la padece hacer una vida prácticamente normal.
El tratamiento exitoso apoya en cuatro pilares: educación, plan de alimentación, actividad física y medicamentos (hipoglucemiantes orales en comprimidos e insulina).